La Terapia de Pareja Sistémica
en las Parejas del Siglo XXI

por: Eduardo Brik

Médico Psicoterapeuta

por: Borja Cuellar

Licenciado en Psicología
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A través de este artículo conoceremos cómo la Terapia de Pareja Sistémica aporta un nuevo enfoque en la terapia de pareja.
Hoy en día, estamos sometidos a continuos cambios y la velocidad con la cual se producen, condicionan no sólo a los individuos sino también a las parejas.
Como consecuencia de ello, los psicoterapeutas también estamos en continuo cambio, incluido nuestro concepto de relación de pareja, ya que no existe un único patrón o ideal, dónde se puedan situar a todas las parejas por igual.
Desde la Terapia de Pareja Sistémica los aspectos más importantes a tener en cuenta en las parejas del siglo XXI son:

  • Intercambios en la comunicación (modos y estilos), coherencia del mensaje entre lo verbal y no verbal, que indican los pilares básicos de la relación.
  • Clima emocional, influenciado por los rasgos de personalidad de cada uno de los miembros, aprendizaje familiar, expresión emocional, experiencias previas y formas de afrontar situaciones tanto cotidianas como inesperadas.
  • Grado de diferenciación e influencia de las familias de origen.
  • Interculturalidad, Grado de influencia en la relación.
  • Aceptación de los nuevos tipos y formas de relación de pareja.
  • Situación y aspiración profesional-laboral de cada uno.
  • Vida sexual de la pareja.
  • Estructura y organización (jerarquía, roles, límites, cohesión y adaptabilidad) que establecen los miembros de la pareja.
Todos estos factores al interaccionar hacen posible el funcionamiento de la relación, pero, si se presentan problemas en uno o varios de estos aspectos, se pueden producir crisis que ponen en riesgo la continuidad del sistema.
Tipos:

  • Crisis evolutiva: hace referencia a las dificultades que se puede encontrar la pareja en las fases de transición de una etapa a otra del ciclo vital de la pareja, como por ejemplo el inicio de la convivencia, nacimiento del primer hijo/a, etc.Si una etapa o fase no se afronta adecuadamente, es posible que el paso a la siguiente fracase, o se dé sólo aparentemente, derivando en diferentes problemas o en una ruptura de pareja.
  • Crisis estructural: hace referencia al desacuerdo de uno o varios de los siguientes ítems: jerarquías, roles, límites, cohesión, adaptabilidad, patrones de interacción y comunicación. Cada vez que ocurre algo relacionado con las diferencias entre los miembros de la pareja, aparecerán los problemas estructurales nuevamente.
  • Crisis inesperada: hace referencia aquellas situaciones dónde las parejas no están preparadas para afrontar en un corto periodo de tiempo como por ejemplo la muerte de un hijo/a, una enfermedad grave, etc pudiendo estas provocar en un caso extremo una separación de pareja.

En resumen, el modelo de la Terapia de pareja Sistémica conceptualiza a la pareja como un sistema gobernado por reglas, definidas por las transacciones de los individuos y no tanto por los rasgos individuales, donde se estructura y organiza la relación, a través de patrones de interacción (Mateu, 2015).

En esta misma línea, los conflictos que presentan y se enfrentan las parejas del siglo XXI son de diversa índole tanto en relación al contenido como al grado de dificultad.

No hay que quedarse únicamente en la formulación de los problemas por parte de cada uno de los miembros sino explorar otras causas diferentes (pensamiento circular de los problemas y no solo lineal tipo causa-efecto).

La Terapia de pareja Sistémica conceptualiza a la pareja como un sistema gobernado por reglas, definidas por las transacciones de los individuos, donde se estructura y organiza la relación, a través de patrones de interacción (Mateu, 2015).
Siguiendo en este mismo punto, Campo (2015) distingue entre 3 tipos de conflictos que puede presentar una pareja:

  • Conflicto tipo A: Desajustes en la organización y la convivencia
    Son conflictos generalmente explícitos y pueden ser definidos como problema por parte de al menos uno de los miembros de pareja. Si se prolongan en el tiempo nos están informando que la pareja no ha sido capaz de encontrar un ajuste adecuado a dicha situación. Estos son los más frecuentes.
  • Conflicto tipo B: Diferencias en la comunicación y resolución de conflictos
    Estos dos focos, son los que generan un mayor número de conflictos en la pareja.
    En muchas ocasiones, uno o ambos miembros de la pareja, no son capaces de expresar sus necesidades o de escuchar atentamente lo que el otro expresa y desea.

 

 

Por otro parte, según Gottman (1994) no existe un único modo para resolver los conflictos, existiendo tres estilos diferentes:

  1. Estilo convalidante: se enfatiza la comunicación verbal como mecanismo prevalente para convencer al otro.
  2. Estilo explosivo: se caracteriza por la utilización principal de las emociones como medio de expresión del malestar y mecanismo para persuadir al otro.
  3. Estilo de evitación: predomina la tendencia a minimizar los conflictos y a esperar que se resuelvan solos con el tiempo.
    Es importante valorar si la conducta sintomática de uno u otro miembro de la pareja están actuando como mecanismo disfuncional.
  • Conflicto tipo C: Desacuerdos respecto a la definición de la relación
    En una relación de pareja, existen dos tipos de contrato, uno conjunto y otro no escrito que cada miembro de la pareja aporta (expectativas y promesas conscientes e inconscientes).

El problema surge cuando ambos miembros de la pareja tienen un contrato diferente respecto a los aspectos básicos de la relación o la evolución divergente de ambos miembros, que a su vez son incompatible con las necesidades de cada uno (Mateu, 2015).

En la mayoría de los casos, los problemas de pareja suelen enmascarar, este tipo de desacuerdos que acostumbran a no ser explícitos ni conscientes.

 

«Acudir a un especialista en la Terapia de Pareja Sistémica – ITAD – posibilita profundizar, afrontar y resolver cada uno de los problemas, con el fin encontrarse de nuevo con la pareja o buscar otras alternativas»