20 años desde la Primera Intifada
HHan transcurrido ya 20 años desde la Primera Intifada, que significa levantamiento o agitación en árabe.
La primera Intifada empezó en 1987, fue un levantamiento de la sociedad civil palestina contra la ocupación israelí en los territorios de Cisjordania y Gaza, que llevó a una sucesión de enfrentamientos violentos entre un pueblo palestino ocupado que se defendía inicialmente con piedras ante la maquinaria pesada del ejército mas poderoso de Medio Oriente.
La violenta inercia de la acción-reacción…
La inercia de la acción-reacción violenta que se produjo a partir de entonces entre ambas partes, decayó en 1991 y tocó a su fin con las firmas de los acuerdos de Oslo (agosto de 1993) y la creación de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Después los fracasos de Oslo, Camp David y Taba junto con la visita de Ariel Sharon a la zona exterior del recinto de la Cúpula de la Roca y a la mezquita de Al-Aqsa en el 2000, fueron ingredientes sumatorios en la población palestina para lanzar la Segunda Intifada, iniciándose un período de violencia extrema entre ambas partes.
Las consecuencias saltan a la vista: miles de muertos y heridos en ambas partes, deterioro de las condiciones vida y de la seguridad para ambos pueblos, especialmente para los palestinos.
Las graves consecuencias de las intifadas han sido:
- la pérdida de la esperanza de paz en ambos pueblos y el enfrentamiento entre Fatah y Amas.
- el endurecimiento de las posiciones extremas y fundamentalistas en Israel y en Palestina.
- Mayor connivencia de los Gobiernos Israelíes con el movimiento colono y la política de asentamientos en los territorios palestinos, incluida Jerusalén Este.
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el congelamiento de las negociaciones directas entre israelíes y palestinos durante siete años.
Ante este panorama de escepticismo y desesperanza, se reanudaron el 26 de Noviembre las conversaciones de paz en la Conferencia de Annapolis (Maryland), con expectativas muy escasas o casi nulas por parte de los propios actores políticos así como de la propia opinión pública israelí y palestina, con aliento y apoyo de la comunidad Internacional.
Quién puede creer en una Conferencia de Paz convocada por el peor Presidente en la historia de los EEUU, responsable directo de la invasión de Irak, que hizo oídos sordos durante siete años, que condujo al deterioro y agravamiento del conflicto palestino-israelí.
La proximidad de las elecciones en Estados Unidos en Noviembre de 2008, que según las encuestas a la fecha es como si fuera la “Crónica de una Derrota Anunciada”, es lo que fuerza a la Administración Bush a lavar la cara a su política internacional al final de su mandato.
Bush en Oriente Medio aún tiene un margen de maniobra para maquillar su imagen de fracaso y derrota en Irak y Afganistán a través del intento mediador en el conflicto palestino israelí, aunque su implicación personal solo ocupó tres horas de su tiempo.
Por lo tanto y a sugerencia de la influyente Secretaria de Estado Condolezza Rice, logra reunir a 44 países en Annapolis para buscar en principio una Declaración Conjunta bilateral para una solución pacífica del Conflicto Palestino- Israelí.
Los acuerdos de Annapolis firmados por Olmert, Abbas y G. Bush con la exclusión del resto de los representantes invitados han sido:
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Retomar las Conversaciones de Paz que estaban estancadas desde hace siete años, con la mirada puesta en la creación de un Estado Palestino Independiente.
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Promover la meta de dos estados: Israel y Palestina.
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Llegar a un acuerdo antes del fin de 2008.
- Cumplir de manera inmediata con sus obligaciones respectivas, vinculadas a la “Hoja de Ruta”.
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Estados Unidos será el responsable de vigilar y juzgar el cumplimiento de los compromisos asumidos en la “Hoja de Ruta” por ambas partes.
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El compromiso de Luchar contra el terrorismo y buscar una Paz basada en negociaciones bilaterales.
Como primer comentario destacado podemos señalar, como un elemento positivo, el objetivo de poner fin al derramamiento de sangre y al enfrentamiento de ambos pueblos, con la creación de un Estado Palestino Independiente, lo que sin duda implica introducir en las próximas negociaciones los tres temas fundamentales que hasta ahora Israel no quiso abordar: Jerusalén, Refugiados y Fronteras.
De no resolverse satisfactoriamente estos puntos, se invalidaría la Declaración Conjunta de intenciones, antes enunciadas.
Pero la situación merece un segundo comentario: llama la atención la exclusión de los grandes ausentes: Hamas y las organizaciones Civiles de las Diásporas Palestinas.
Ésto no es casual, dado que si se hubiesen formalizado dichas invitaciones tendrían que haberse contemplado, y no generalizado (como aparece en la declaración final), el problema y la solución al problema de los refugiados, punto fundamental a abordar en cualquier negociación.
Es cierto que Hamas tomó por las armas la franja de Gaza (que esta Plataforma rechaza categóricamente), así como también es cierto que una vez que esta organización ganó las elecciones democráticas en Palestina, tanto Fatah, Israel y la Comunidad Internacional han hecho lo imposible para boicotear, a través del bloqueo a todos los niveles, la vida de los Palestinos en Gaza, para provocar un levantamiento en la Franja que pueda derribar finalmente al Gobierno de Hamas.
Es interesante destacar que Mahmud Abbas no estaba dispuesto a firmar la declaración de Annapolis y cuando lo hizo lo hizo bajo presión, logrando enmiendas menores en el documento final.
La respuesta a Annapolis en la calle palestina no se hizo esperar, ya que miles de personas en las principales ciudades de
Cisjordania y Gaza, se manifestaron en contra y fueron reprimidas violentamente en la región gobernada por Fatah.
La ideología unipolar de EEUU en el Conflicto, una vez más se ha puesto de manifiesto, dado que la Administración Bush pretende ser el único garante y supervisor para que estas negociaciones puedan llegar a buen puerto, mientras que el resto de los integrantes, tanto del Cuarteto de Madrid (Rusia, UE, ONU) como los países árabes de la zona, quedan como convidados de piedra en las negociaciones, al menos hasta el momento.
Mediante este procedimiento queda anulada la Política Multilateral en el Conflicto y por lo tanto
desoída la Iniciativa Saudita de Paz de La Meca en 2007, suscrito por la Liga Árabe, al mismo tiempo que la UE queda marginada una vez más frente al poder norteamericano.
Las consecuencias para la región, en caso de fracasar las negociaciones de Annapolis y su implementación en la solución de dos Estados en un Acuerdo de Paz justo y duradero, desembocarían en nuevos enfrentamientos que conducirán al sufrimiento de ambos pueblos de manera indefinida.
De ocurrir esto, se radicalizarían las posiciones extremas y el movimiento colono que junto con el ejército serían quiénes dirigirían Israel a pesar de que se cumpliesen rigurosamente los calendarios electorales y el Parlamento vigente siguiese abierto.
Si asumimos como válido este escenario, la situación se agravaría para Israel dado que el Boicot Internacional a su política de ocupación, apartheid y etnicismo excluyente, se extendería no solamente a académicos y universitarios, a profesores y políticos que salgan fuera de las fronteras, que en muchos casos ya nos son bienvenidos en Europa, sino que este Boicot se extendería a todos y cada uno de los israelíes que quieran salir como turistas. Se podría extender el boicot también a los productos comerciales, a las transacciones económicas y a los vuelos internacionales.
Como consecuencia de todo lo antedicho, no se haría más que fortalecer las posiciones extremas en la población Israelí.
Las trabas, que intentó poner el Gobierno de Olmert a Abbas o a la ANP, para exigir el reconocimiento de Israel como Estado Judío, fueron contestadas rápidamente por el mandatario palestino declarando que el problema de esta definición identitaria de Israel no le compete a los palestinos y es un asunto interno de Israel, por lo tanto no tiene nada que ver con las negociaciones que se están manteniendo.
Pensamos que hay que intentar por todos los medios agotar todas las posibilidades que pueda brindar Annapolis para avanzar hacia la Paz, pero a dos semanas de su celebración, opinamos que Anápolis no va bien, y ejemplo de ello son las últimas e inexcusables incursiones armadas por parte de Israel en la franja de Gaza, siendo el balance 33 muertos y decenas de heridos desde el 27 de Noviembre, a día de hoy.
A solo 48 hrs. del Compromiso de Annapolis, suscrito por Israel, para resolver el Conflicto antes de la finalización del año 2008, éste se desvincula del mismo y bloquea la resolución de apoyo a la Paz y la negociación propuesta por EEUU en el Consejo de Seguridad de la ONU, lo que genera un desvanecimiento de la credibilidad de la Conferencia.
Junto con estas posiciones, los aliados de Olmert en el Gobierno Israelí, plantean directa o indirectamente “negociaciones eternas” con los palestinos con condiciones, para la ANP, imposibles de llevar a cabo.
Otra mala señal de cómo va Annapolis en la práctica es que el compromiso adquirido por el Ejecutivo Israelí de congelar la autorización para la construcción de nuevos asentamientos no se ha llevado a cabo, sino todo lo contrario, ya que se construirán 307 nuevas viviendas en Har Homa, desentendiéndose Olmert y su Ejecutivo de introducir en las negociaciones a Jerusalén Este, siendo este punto un tema clave en el Conflicto.
Serán decisivas, en un breve plazo, las próximas reuniones bisemanales pactadas entre Abbas y Olmert, además de las próximas reuniones de Paris y Moscú.
comenzó con el reclamo palestino de la necesidad de paralizar el proyecto de Har Homa.
Ante esta protesta palestina, la preocupación en la delegación Israelí era el lanzamiento de cohetes artesanales en la frontera de Gaza donde Abbas no tiene poder.
En este dialogo frontal de sordos que duro 90 minutos, sin ningún tipo de acuerdo, las partes no fijaron fecha para la próxima reunión a la espera de la reunión de Paris el próximo 17 de diciembre.
La sociedad civil debe demostrar en las calles y en los distintos foros que es difícil o casi imposible negociar, mientras prosigan las incursiones israelíes en Gaza, los cohetes Qassam cayendo sobre Israel y la hipocresía y el cinismo como técnicas de negociación.
De proseguir y empantanarse esta negociación, la sociedad civil deberá llevar a los responsables de este fracaso, sean políticos o militares, a un Tribunal Internacional.
Israel tiene más responsabilidad en lo que sucede y sucederá en las negociaciones y en la política sobre el terreno, porque Israel es el ocupante y los palestinos son los ocupados.
Israel tiene una economía y un ejercito poderoso además de una renta per capita entre 15 y 20 veces superior a los palestinos.
Los palestinos no tienen Estado, la desesperación, el hambre y la pobreza crecen sin cesar, la falta de expectativas, el desencanto y la violencia crecen por doquier y el resultado de esto es aprovechado por el extremismo religioso y fundamentalista.
El calentamiento en la calle palestina va a tener su epicentro el sábado 15 de este mes en Gaza, donde Hamas va a conmemorar el vigésimo aniversario de la primera Intifada reuniendo a la máxima cantidad de adherentes, al mismo tiempo que seguirá atacando con cohetes Qassam mostrando que tiene capacidad operativa.
Los sectores más radicales de Hamas intentan por todos los medios que las iniciativas para buscar acercamientos con Fatah, se trunquen.
Otro nuevo testimonio de ello es el reciente secuestro de un asesor político del Gobierno de la ANP, quien es muy crítico con Hamas.
Dada la grave situación y analizando el contexto político, nos debemos preguntar:
¿Tiene Israel alguna responsabilidad en el agravamiento de la actual situación?
¿Tiene Hamas y los sectores radicales Islamistas alguna responsabilidad en el agravamiento de la actual situación?
¿Puede Olmert darse el lujo de borrar con el codo lo que firma con la mano a propósito de Annapolis?
¿Acaso la Sociedad Civil en Israel y Palestina no cuentan en las decisiones?
¿O tenemos que concluir que desde el ángulo militar en la real política de Oriente Medio es el propio Ejército Israelí quien decide unilateralmente las acciones militares sobre la población palestina, al margen de la democrática voluntad popular?
¿O tenemos que concluir que Hamas será quien imponga el secuestro como medio para hacer política para la “liberación” de su pueblo?
¿O es acaso que en aras de la seguridad se justifica toda acción militar, que lo único que está generando es la máxima inseguridad y el aislamiento internacional de Israel?